El escritor Camilo José Cela recorrió parte de la comarca de la Alcarria en el año 1946, dando como resultado a uno de sus libros más emblemáticos: “Viaje a la Alcarria”. En esta ruta haremos un trayecto similar recorriendo los mismos rincones y comparando el ayer y el hoy de esta maravillosa zona de Guadalajara.
Castilla la Mancha 
245 Km | 2 días | ![]() Guadalajara | Zorita de los Canes |
Un relato de experiencias
Viaje a la Alcarria es el relato, en tercera persona, de un viaje que el entonces joven escritor gallego Camilo José Cela, a la postre premio Novel de literatura, realizó por dicha comarca de Guadalajara entre los días 6 y el 15 de junio de 1945.
La Alcarria en aquellos años era una comarca terriblemente deprimida, cuyos habitantes sobrevivían más que vivían, y que había sido fuertemente azotada por la Guerra Civil española unos años antes, aunque el escritor apenas escribe sobre ello.
El viaje, y las experiencias que se narra, quizás hoy sean impensables e irrealizables, eran otros tiempos, las personas más abiertas al diálogo, el viajero no tiene el estrés del viajero que parece todos tenemos dentro. Más que un viaje de turismo, es un viaje de experiencias, de vivencias, de sentimientos, aunque también describe lugares de interés cultural, que hoy podemos seguir visitando.
Existen varias rutas culturales sobre las que te puedes guiar para emular al escritor en este libro, como la desarrollada por la Diputación de Guadalajara o por la Junta de Castilla La Mancha, entre otras instituciones. Además en casi todos los pueblos, en lugares céntricos, existen placas conmemorativas del libro, y en sus entradas un panel explicativo de la ruta.
Esta Ruta del Viaje a la Alcarria la he hecho casi en las mismas fechas que la original (primera semana de Junio), pero no he seguido la ruta exacta que hizo Camilo José Cela, pues él la hizo en muchos tramos a pie, en burro o en carreta, por senderos, pero he intentado, aunque sea por carretera asfaltada, unir los mismos pueblos visitados en su mismo orden y en un trayecto lo más parecido que me ha sido posible.
«La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir. Yo anduve por él unos días y me gustó. Es muy variado, y menos miel, que la compran los acaparadores, tiene de todo: trigo, patatas, cabras, olivos, tomates y caza»

De Guadalajara a Torija
Aunque el relato del viaje se inicia en Madrid, en sitio indeterminado cerca de la Puerta de Alcalá, esta Ruta del Viaje a la Alcarria comienza en la ciudad de Guadalajara. Entrar al centro de Madrid, en una ruta que pretende el disfrute conduciendo, no tiene mucho sentido.

Placa conmemorativa de Guadalajara
En Guadalajara el punto de inicio es la calle Dr. Román Atienza, lugar donde se encuentra hoy una placa conmemorativa
“El niño mira para el viajero, saca del cajón la pluma y la tinta, y, con una hermosa caligrafía de pendolista bisoño, pone detrás de la testera, sobre el crudo cuero: Casa Montes. Guadalajara, 6 de junio de 1946”
El primer tramo del camino en el relato se hace andando y en carro, pasando por Taracena que se describe como:
«Taracena es un pueblo de adobes, un pueblo de color gris claro, ceniciento; un pueblo que parece cubierto de polvo, de un polvo finísimo, delicado, como el de los libros que llevan varios años durmiendo en la estantería, sin que nadie los toque, sin que nadie los moleste. El viajero recuerda a Taracena deshabitado. No se ve un alma.«
Hoy en día esta localidad es un barrio periférico de Guadalajara, sin ningún interés, el camino a sido sustituido por la autopista A-2 sin posibilidad de otra opción, por lo que quizás lo mejor es hacerlo rápido hasta alcanzar Torija.
«Desde esta entrada (de Torija) tiene un gran aspecto, con su castillo y la torre cuadrada de la iglesia«
El Castillo de Torija hoy se encuentra perfectamente restaurado, y es un icono de la ciudad, además en su torre se encuentra el Museo del Viaje a la Alcarria, que podemos visitar.

Valle del río Tajuña
«Desde el atajo, Brihuega tiene muy buen aire, con sus murallas y la vieja fábrica de paños, grande y redonda como una plaza de toros. Por detrás del pueblo corre el Tajuña, con sus orillas frondosas y su vega verde.»

Brihuega
Brihuega en la actualidad es un pueblo moderno, muy activo, y con una buena oferta al viajero. Además de ser culturalmente muy atractivo, ha desarrollado un turismo y una industria alrededor del cultivo de lavanda que hace que muchas personas lo visiten durante los meses de verano.
Si visitas esta zona en verano, desde finales de Junio a mitad de agosto, es imprescindible que visites al atardecer los campos de lavanda. Aunque campos de lavanda hay en muchos sitios, te propongo una ruta alternativa para poder fotografiarlos.
La Ruta del Viaje a la Alcarria va paralela al Valle del río Tajuña, la primera mitad del trayecto es muy divertida por las curvas y rodeado de una espesa vegetación de ribera. La segunda parte es menos emocionante y son los cultivos el paisaje que vemos.
«Masegoso es un pueblo grande, polvoriento, de color plata con algunos reflejos de oro a la luz de la mañana, con un cruce de carreteras.»
Hoy Masegoso de Tajuña es pueblo es muy distinto, es pequeño, casi abandonado, sin ningún tipo de atractivo ya que sus construcciones, que parecen ser posteriores a la guerra civil, son funcionales, pero nada llamativas.

(Vilanchelo, Wikimedia Commons)
Río Cifuentes
A partir de aquí cambia poco a poco el paisaje de la Alcarria, aunque una parte del Valle del rio Tajuña era de carácter más húmedo, verde y sombrío, hasta ahora nuestra Ruta del Viaje a la Alcarria ha sido bastante árida y agrícola.
Debido a los numerosos y caudalosos ríos, el embalse de Entrepeñas y un territorio de media montaña con un intenso bosque mediterráneo, hace que la Alcarria nos asombre por su belleza.

Trillo
Cifuentes, conocida como la capital de la Alcarria, es un pueblo muy animoso, con varios edificios emblemáticos, y sobre todo en el que se respira agua, gracias al nacimiento del río que lleva el mismo nombre, hoy rodeado de un frondoso parque, que aunque corto en longitud, es muy caudaloso.
«Al mediodía los amigos entran en Cifuentes, un pueblo hermoso, alegre, con mucha agua, con mujeres de ojos negros y profundos, con comercios bien surtidos que venden camas niqueladas, juegos de licorera y seis copas con bandeja de espejo, y cromos saludables, gozosos, de cien colores, que representan La Sagrada Cena o un molino del Tirol rodeado de altas cumbres nevadas.»
Conduciendo paralelos al río Cifuentes, donde se alternan pequeñas parcelas de cultivo, con zonas forestales, se llega a Gárgoles de Abajo, un pequeño pueblo de casas de piedra y tejados de tejas. Muy poca gente se ve por la calle, siendo lo más destacable es su Iglesia, de gran dimensión en relación a la localidad, y el Palacio del Obispo, que seguramente es la casa más grande del pueblo, parece habitada, pero bastante abandonada exteriormente.
«Gárgoles es un pueblo huertano, con el terreno bien trabajado y la gente aplicada a su labor.»
Trillo es también un pueblo muy animado, con mucho tráfico. Es atravesado por río Tajo, que desde aquí empezará a formar el embalse de Entrepeñas, y en cuyo mismo centro urbano desemboca el río Cifientes, el cual antes de hacerlo crea una espectacular cascada.
«La cascada de Cifuentes es una hermosa cola de caballo, de unos quince o veinte metros de altura, de agua espumeante y rugidora. Sus márgenes están rodeadas de pájaros que se pasan el día silbando.»
- En el libro el Nuevo viaje a la Alcarria, escrito cuarenta años después del primer viaje, Camilo José Cela comenta en varias ocasiones la figura de la Central Nuclear de Trillo. En cambio, en esta Ruta del Viaje a la Alcarria, solo pude en una sola ocasión observar sus chimeneas, a mucha distancia, y por tanto pasa totalmente desapercibida en el paisaje.

Las Tetas de Viana
«Las dos Tetas son casi exactamente iguales vistas desde el norte, quizás la de poniente sea algo más alta. Tienen forma de cucurucho cortado antes de la punta y terminan, cada una, en una mesa de bordes rocosos y cortados a pico que deben ser difíciles de escalar.»

Antigua posada de La Puerta
El trayecto que en relato lleva al autor desde Trillo a Las Tetas de Viana no se encuentra asfaltado. Él lo hizo en burro, yo no tengo otra elección de dar un buen rodeo por la carretera hasta llegar a Viana de Mondéjar, pueblo en el que se puede ver las mejores visitar.
«Bajando por un barranco llega el viajero a Viana de Mondéjar, un pueblo color amarillo recostado sobre un monte romo, casi negro.»
La Tetas de Viana, hoy declaradas Monumento Natural, es una de las imágenes más representativa de la Alcarria, por su figura singular y fácil de reconocer.
«Para entrar en el pueblo (La Puerta) se cruza un puente de piedra, pequeño, gracioso. El Solana pasa por debajo y se cuela después entre dos grandes grupos de rocas en forma de sierra o, mejor aún, de cresta de gallo.»
La Puerta es un pequeño pueblo dividido por una rambla. El puente al que se refiere el escritor se encuentra ahora a las afueras de la localidad, y la cresta de gallo es perfectamente reconocible a un lado de las casas. En el centro del pueblo, sigue existiendo la casa que fue antigua posada, en su fachada hay un azulejo conmemorativo de este hecho.

Cruzando el Tajo

Budía
El viajero desde La Puerta toma un carro que le llevará a Budía, ya de noche. Y es una pena puesto que el trayecto es de los más atractivos de la Ruta del Viaje a la Alcarria, aunque seguro que el que él tomó se encuentra debajo de las aguas del pantano.
Siempre acompañado de bosques de encinas, castaños y otros arboles de ribera, es una vía en perfecto estado llena de curvas rápidas, como broche cruzaremos el embalse de Entrepeñas por un moderno viaducto, viendo el agua de color azul marino que contrasta con el verde de la vegetación.
La plaza de España de Budía se encuentra en la actualidad exactamente igual que como se describe en el libro.
«La plaza parece la de un pueblo moro; la fachada del ayuntamiento está enjalbegada y tiene una galería con unos arcos graciosos en la parte alta.»
«El Olivar está a media legua de Budia, monte arriba. Es un pueblo miserable, perdido en la sierra, en tierra de lobos y rodeado de barrancos.»
A día de hoy El Olivar es casi el pueblo mejor conservado y donde se respira más desarrollo de todos los que vamos a visitar. La gran mayoría de las casas se encuentran perfectamente restauradas, al igual que su plaza mayor. Las localidades que están en la sierra antes eran las más pobres, hoy gracias a los visitantes, son las más prosperas.
Nos acercamos al Mirador de la Cruz de Piedra para observar una vista muy distinta a la observada por Camino José Cela, gracias a la presencia del embalse, ahora la panorámica es de las mejores de toda la Alcarria.
Hoy Durón es de esos pequeños pueblos en los que parece se ha detenido el tiempo. Su centro urbano tiene las casas de piedras y techos de teja. Calles estrechas y con mucha pendiente que solo se puede acceder andando. Todo el sabor a auténtico y a rural.
«Durón es un pueblo que está en tres pedazos, dos en la ladera, y otro, más pequeño, a orilla del camino que tomará el viajero y al lado de la huerta»

Los caminos más estrechos
Volvemos a cruzar el embalse por su moderno viaducto, para posteriormente desviarnos en dirección Pareja. Esta localidad está muy cuidada y limpia, tiene una gran Plaza de la Constitución muy amplia con una fuente en medio, un edificio inmenso en restauración a un lado y el ayuntamiento en el otro. Un gran cartel con el nombre del pueblo nos da la bienvenida.
«Pareja es un pueblo industrioso y grande, con casas nuevas al lado de otras en ruinas y una fonda en la plaza principal. La plaza es amplia y cuadrada, y en el centro tiene una fuente de varios caños, con un pilón alrededor, y un olmo añoso»

Monasterio de Santa María de Monsalud
Salimos de la localidad por una carretera estrecha y con muchas curvas, el paisaje, aunque árido es muy espectacular, con pequeños pueblos que parecen camuflarse en el mismo, ya que sus casas son del mismo color.
Casana y Córcoles son dos pequeñas aldeas, casi deshabitadas, no habiendo conservado su arquitectura tradicional, no les encuentro el mayor interés, por lo que solo me detengo a leer las placas conmemorativas del viaje.
Antes de llegar a Córcoles se encuentra el Monasterio de Santa María de Monsalud, que bien vale una visita, aunque deshabitado y con su claustro en ruinas, la iglesia se encuentra restaurada.
«Casasana es un pueblo subido encima de un monte, el cerro de la Veleta, un poco por el lado contrario que es más tendido. Casasana no se ve hasta que ya se está encima. Es un pueblo minúsculo, con escaso cultivo y mucho ganado vacuno; ochenta y tantas vacas.»
De Córcoles a Sacedón tomaremos la espléndida y rápida N-320. Sacedón es un pueblo grande, con mucha vida, pero donde las casas y calles no parecen ser antiguas. En su plaza principal, la de la Constitución, exceptuando la Iglesia el resto de edificios carecen de interés.
«Sacedón es un pueblo hermoso y de calles anchas, abiertas. Hay varias casas de tres pisos y muchos comercios bien abastecidos»

El final del viaje

Aguja Serial
A los pocos minutos de salir de Sacedón cruzaremos la Presa de Entrepeñas. El pantano se encuentra en el río Tajo, estando casi totalmente lleno de un agua de azul marino que impresiona. La vía, aunque es una Nacional, es muy divertida con numerosas curvas y donde se atraviesa algunos túneles sin iluminación alguna.
«La gente habla de los pantanos que están haciendo en el Tajo y en el Guadiela. Según aseguran, van a ser algo muy importante. Al pie de la sierra han levantando unas fábricas de cemento, destinadas a surtir el pantano.»
Al salirnos de la N-320, en la primera glorieta, nos encontramos una espectacular escultura, altísima, en forma de pirámide muy estrecha y de un blanco inmaculado, se denomina la Aguja Serial, del artista guadalajareño Francisco Sobrino.
La escultura tiene a sus pies es de un soldado haciendo el saludo castrense, esta estatua no fue realizada ni autorizada por el artista, no tiene ninguna placa explicativa, por lo que ni entiendo ni conozco el significado, ni los motivos por las que se colocó ahí.
«Tendilla es un pueblo de soportales planos, largo como una longaniza y estirado todo lo largo de la carretera.»
Todo lo que se escribe de este pueblo sigue siendo hoy igual, destaca, aparte de alguna casa de mayor dimensión, por sus casas de dos plantas con soportales y su extensión longitudinalmente a lo largo del antiguo trazado de la Nacional.

Tras un trayecto donde se combina los terrenos de encinas con los cultivos llegamos a Pastrana. Esta es una localidad histórica y monumental. La entrada y salida a su plaza principal, la Plaza de la Hora, se realiza por sendas puertas antiguas de la muralla, con viviendas en su parte superior.

Zorita de los Canes
Las calles del centro son estrechas con casas antiguas y bien restauradas. En la rectangular Plaza de la Hora se encuentra su más famoso edificio, el Palacio Ducal, que sirvió de prisión, y donde falleció la Princesa de Éboli.
También llama la atención su soportales antiguos, con columnas de piedra rectangulares y de arquitectura tradicional de dos plantas. Parece que en esta plaza se ha detenido el tiempo, según lo descrito en el libro.
«A la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó a la plaza de la Hora, y entró, de verdad y para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse en una ciudad medieval, en una gran ciudad medieval. La plaza de la Hora es una plaza cuadrada, grande, despejada, con mucho aire.»
Tras hacer una visita al Convento del Carmen, llegamos a nuestra ultima visita. Zorita de los Canes es un pequeño pueblo, alrededor a su gran castillo en ruinas. Se accede por una puerta de la muralla, en el interior las casas son antiguas pero bien conservadas.
«Zorita de los Canes está situada en una curva del Tajo, rodeada de campos de cáñamo y echada a la sombra de las ruinas del castillo de la orden de Calatrava. Del castillo quedan en pie algún muro, dos o tres arcos y un par de bóvedas.»
Con esta la visita a esta localidad, igual que hizo Camilo José Cela más de cincuenta años antes, finalizamos esta Ruta del Viaje a la Alcarria. Hemos visitado los mismos pueblos, por un trayecto muy parecido, eso sí ni las condiciones han sido las mismas, pero tampoco las experiencias adquiridas. Cuándo se escribió el libro simplemente eran otros tiempos.





