Aldea Histórica de Idanha-a-Velha, pasado vivo de Portugal
Entre colinas tranquilas y piedra antigua se esconde un rincón con alma. La Aldea Histórica de Idanha-a-Velha conserva vestigios romanos, encanto rural y la esencia de los pueblos más auténticos del interior portugués.
Esta pequeña e histórica localidad portuguesa es de esos sitios que, cuando los visitamos, no podemos creer que existan y que aún no hayan sido descubiertos por el turismo de masas.
Idanha-a-Velha es una diminuta localidad situada en el distrito de Castelo Branco. Lo primero que llama la atención al acercarse a ella es su perfectamente conservada muralla romana, que ya anuncia la importancia que tuvo en el pasado. Y es que este enclave fue, en su día, una de las principales ciudades romanas de la Lusitania, conocida entonces como Egitânia.
Una vez que entramos por sus escasas calles empedradas, todo parece detenido en el tiempo. La Casa Grande, perteneciente a la familia Marrocos, destaca por sus dimensiones y su aire enigmático, aunque hoy permanece inacabada y abandonada, como un recordatorio del esplendor que un día tuvo la villa.
A las afueras, el puente romano sobre el río Ponsul y el antiguo paso de piedras son testimonio de la ingeniería romana, y ofrecen una vista perfecta del entorno rural que rodea Idanha-a-Velha, un paisaje tranquilo y auténtico, muy alejado del bullicio turístico.
Sin embargo, el mayor tesoro de este pequeño pueblo es su Catedral de Santa María, un templo de origen visigodo que sorprende por su sencillez y su historia. Es la única catedral de este periodo que se conserva en toda la Península Ibérica, lo que la convierte en una auténtica joya arqueológica.
La visita termina en la plaza principal, presidida por la Iglesia Parroquial y el Pelourinho, donde el silencio solo se rompe con el sonido del viento y las campanas. Idanha-a-Velha es, sin duda, un viaje al pasado que aún late entre piedras milenarias.
Idanha-a-Velha Castelo Branco, Portugal GPS: 39.996692, -7.144270 |
