La costa atlántica portuguesa, desde Cabo San Vicente hasta Sines, declarada en su totalidad Espacio Protegido, es absolutamente maravillosa. Altos acantilados rocosos alternados por paradisíacas playas de grandes olas, perfectas para realizar surf, y salpicadas por pequeños pueblos de pescadores, hacen que, al menos para mi, sea la costa más bonita del mundo.
Portugal 
250 Km | 2 días | ![]() Lagos | Sines |
No están todos los que son
El Suroeste Alentejano y la Costa Vicentina en Portugal , territorios incluidos en su mayor parte en el Parque Natural del mismo nombre, es un reducto de naturaleza, tranquilidad y belleza, seguramente por su declaración como espacio protegido. Son decenas las playas, pequeñas calas, acantilados y pueblos de casas pintadas de blanco y azul las que salpican este territorio.
Esta entrada sobre la Ruta por la Costa Vicentina en Portugal no pretende enumerarlos todos, ni siquiera, para algunos lectores, seguramente los señalados sean los más espectaculares, como bien se dice no están todos los que son , pero sí son todos los que están.
Después de muchas visitas a esta increíble parte de Portugal, cada vez que la visito descubro rincones nuevos y desconocidos hasta entonces. He intentado describir los que más me han impresionado de forma personal.
Esta no es una ruta de carreteras espectaculares, con curvas y puertos de montaña, pero los paisajes costeros la hacen más que recomendable conducirla. Espero que disfruten cuando la visiten lo mismo que yo, de lo cual estoy totalmente seguro.
Rodeando el Cabo San Vicente

Playa de Salema
Lagos, donde iniciamos esta Ruta por la Costa Vicentina en Portugal, era una pequeña población pesquera y de gran importancia en la época de los descubrimientos portugueses, hoy se encuentra rodeada de grandes complejos hoteleros, donde es difícil encontrar señas de su pasado, sin detenernos excesivamente salimos dirección Oeste.
Nuestra primera parada es la playa Playa de Salema, , aunque también turística, es encantadora, aun podemos encontrar pequeñas embarcaciones pesqueras varadas en la playa. Una muestra de como sería el Algarve antes de su masificación.
Desde aquí tomamos dirección Sagres. Una vez salimos de Vila do Obispo y hasta nuestro regreso, hay que tener cuidado con el viento que suele soplar casi siempre de costado a veces con mucha fuerza.
La Fortaleza de Sagres, aunque es un edificio originalmente bastante antiguo, fue restaurado casi completamente hace unos pocos lustros, careciendo hoy en día de casi ningún valor arquitectónico, habiendo convertido en una atracción turística más de la zona. Eso sí las vistas que se obtiene desde su lateral, con el Faro de San Vicente como fondo son verdaderamente espectaculares, avisándonos de las que veremos más adelante.


Faro San Vicente
El Cabo de San Vicente, imprescindible en esta Ruta por la Costa Vicentina en Portugal, donde se encuentra el faro del mismo nombre, es el punto más suroccidental de Europa y un lugar espectacular, admirado desde muy antiguo, los romanos lo llamaban Promontorium Sacrum. En la entrada al faro, hoy en día cerrada al público, se encuentra una antigua fortaleza.
Lo más atractivo del lugar, a parte de su simbología, son los acantilados y las llamativas puestas de sol, que congregan diariamente a cientos de espectadores.
Tras abandonar el cabo por el mismo trayecto que hemos traído, ponemos rumbo al norte, abandonando el turismo de masas y adentrándonos en el Parque Natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina es una de las franjas litorales mejor conservadas de Europa. Sus extraordinarios paisajes lo marcan escarpados acantilados, formados por la erosión del viento y el mar, entre las que se forman fantásticas playas, algunas imposible de acceder, y muchas de ellas con amplias con olas perfectas para la realización de surf, o pequeñas y maravillosas calas.
Además nos encontramos pequeños pueblos pesqueros, de casas con paredes encaladas, donde saborear los pescados más frescos hechos a la brasa, dándole el punto gastronómico a este maravilloso entorno.
Hasta hace poco dentro de recinto donde se encuentra el faro, había una cafetería y una tienda de recuerdos, todo ello se ha desplazado a unos kilómetros antes, en un edificio mucho más cómodo para el turista de autobús, pero menos emblemático para los demás, una pena.

Costa norte del Algarve

Pontal da Carrapateira
Nos desviamos de la N-268 para dirigirnos a nuestro encuentro con la costa, el Mirador Pontal da Carrapateira, con sus formas extrañas y caprichosas formadas por la roca volcánica, las pasarelas de madera nos llevaran sin dificultad a los distintos miradores instalados en este cabo.
Por un lateral del camino se desciende a la Playa de Bordeira donde observaremos la constante presencia de los surfista y las inmensas olas que inician su recorrido cientos de metros más adentro.
Antes de llegar a la población de Aljenzur nos desviaremos de nuevo de la nacional para observar varios de los mejores y más representativos paisajes de la Costa Vicentina.
Nuestra primera parada es el pequeño pueblo pesquero de Arrifama, invadido de furgonetas campers de surfistas, el cual visitaremos brevemente para seguir ascendiendo hasta alcanzar Fortaleza da Arrifana.
De la fortaleza queda poco, pero las vistas desde el restaurante es maravillosa, con Arrifama y su puerto pesquero en un lateral del acantilado, la playa, amplia de arena brillante repleta de surfistas en el centro y magníficos acantilados hasta que donde se pierde la vista. Es sin duda de las mejores estampas de esta Ruta por la Costa Vicentina en Portugal.


Ponta da Atalaia
La Ponta da Atalaia, que se llega por un carril de tierra, es otro encantador lugar aislado del mundo, donde podrás estar horas admirando los acantilados. La playa do Medo da Fonte Santaos se encuentra solitaria, debido a su difícil acceso.
Monte-Clerigo es otro pequeño pueblo de pescadores, encaramado al acantilado que le sirve de refugio. Pocos metros después de rebasarlo hay varios miradores donde poder observar la protegida Playa de Amoreira.
A la vuelta se antoja una visita por Aljezur, de calles inmaculadamente blancas, tranquilas, donde el turismo aun no ha acabado con su esencia rural.
Odexeice, la última población del Algarve, respira tranquilidad y sabor a mar. Se encuentra situado a un lado del cauce del río Odemira, que durante decenas de kilómetros hace de límite con el Alentejo. Tomamos dirección hacia su playa hasta alcanzar el Mirador de la Ribera de Seixe, excepcional sitio para admirar la desembocadura del río, en este momento con una anchura más que apreciable.
La Playa de Odeceixe no es tan apreciada por los surfistas al no poseer las grande olas de otras, pero si por las personas que buscan pasear o tomar el sol de forma más sosegada.

Costa del Alentejo

Zambujeira do Mar
Nuestra primera parada es el Mirador Azenha do Mar situado al lado del pequeño puerto de esta localidad. Una estampa increíble, salvaje, rocosa, y a la vez poco conocida, que no se puede dejar pasar, todo un descubrimiento de este este viaje.
Zambujeira do Mar es una población mayor, calles limpias, casas blancas con decoraciones en vivos colores de los que domina el azul, ropa tendida en las ventanas nos indican que estamos en un pueblo rústico. Su gran plaza tiene unas amplias vistas al mar, y en medio la pequeña capilla de Nuestra Señora del Mar.
El Alentejo es la particular Portugal vaciada, ocupando el 30% de la superficie del país pero donde solo viven algo más del 7% de sus habitantes, y en recesión. Esta región rural, cultural, gastronómica e histórica, se merecerá una ruta por su interior.


Cabo Sardao
En nuestro siguiente punto de interés podremos observar quizás los acantilados más abruptos y estremecedores de la costa alentejana, estamos hablando del Cabo Sardão. En la carretera de acceso, perfectamente centrado, nos encontramos el faro, uno de los más fotografiados de Portugal.
Andando podemos acceder a dos miradores distantes unos 800 metros uno de otro, aunque como casi siempre pasa en estos casos, los paisajes más espectaculares los obtendremos si andamos y nos aproximamos al borde, dejando varias decenas de metros a tras los miradores.
Los acantilados son quizás los más altos vistos hasta ahora, casi verticales, sin playas entre ellos, lo que denotan su profundidad, chocando las olas directamente sobre sus paredes. En el centro una gran roca sobresale varios metros del agua, sirviendo a las cigüeñas de perfecto lugar para realizar sus nidos.
Ambos miradores se encuentran en dos salientes enfrentados entre sí, por lo que podemos observar casi la misma imagen pero en dos orientaciones diferentes.


Playa y Fuerte de Villanova de Milfontes
Villa Nova de Milfontes es la población más grande de esta parte de la costa, tras Sines, en la que aun se conserva en su centro histórico y barrios pesqueros con casas de arquitectura tradicional.
El Forte de San Clemente, casi en la desembocadura del río Mira, y la playa urbana, que se puede contemplar desde el paseo que lleva al antiguo faro, constituyen dos puntos interesante.
- En la avenida de entrada a Vila Nova de Milfontes, Custódio Brás Pacheco, existe una Pastelería-Cafeteria llamada Pão Café E Companhia, donde podrás adquirir todas las especialidades de dulces y tartas portuguesas, que no son pocas, y de la mejor calidad.
Partimos dispuestos a recorrer los últimos kilómetros de nuestro trayecto, cuando todavía nos encontraremos espectaculares paisajes en la Playa de Malhão y alrededores. Una red amplia de senderos de madera y miradores nos facilitarán el acceso a las mejores vistas. Aunque cierto es que la altura de los acantilados es ahora más reducida, no por ello la visión es menos atractiva.

Porto Covo es un pequeño pueblo pesquero, con la arquitectura tradicional pesquera, de casas de una planta, blancas y con los marcos de la puertas y ventanas azules.
Posee una calle muy cuidada que nos dirige en su final a un mirador donde poder observar las pequeñas y encantadoras calas que lo rodean
Finalizamos la Ruta por la Costa Vicentina en Portugal en la mayor ciudad de la costa del Alentejo, Sines, que también es la más industrial, y quizás la menos apetecible de visitar, cuyo punto de interés cultural radica en visita a la casa natal de Vasco de Gama.
Si hemos tenido un tiempo con algo de viento habremos disfrutado, además de espectaculares paisajes de acantilados, como una mar con fuerza chocan contra ellos, o como se forman inmensas olas que rompen a muchos metros de las orillas de playas donde terminan.
En un solo viaje es imposible recorrer todos los recónditos rincones de esta costa, pero una vez visita por primera vez solo quedaría responder a la pregunta de cuando pensamos volver.






2 comentarios
Gracias por su labor, he seguido parte de este recorrido junto a mi mujer y nos a encantado, no hemos tenido tiempo de hacerlo completo pero volveremos, mil gracias.
Me alegro que os haya gustado, es una de mis rutas favoritas.